Habla el General: “Como un peregrino más, y con los ojos bien abiertos, regresé hacia la ciudad sin salirme un milímetro de la ruta jacobea. Recuerdo que aún conservaba buena vista, y creía que nada podría escapar a mi ojo de halcón. Cuando alcancé el Monasterio de San Juan establecí la inevitable ‘conexión francesa’: los gabachos que habían vencido en Gamonal y ocupado nuestra ciudad eran paisanos de aquel singular personaje, Adelelmo, que por el Camino de Santiago llegó a Burgos, quedándose para siempre y dejando honda huella. Tan profunda que hoy es el patrón de la ciudad. Aquel San Lesmes fue el prior del originario centro monástico, sobre el que siempre pareció pesar una maldición: primero, un voraz incendio lo redujo casi por completo a cenizas. Para su reconstrucción se contó con los mejores canteros, depositarios de los misterios de la arquitectura, herederos de los secretos de aquellos que construyeron el Templo de Salomón. Y fue el gran Juan de Colonia el encargado de darlo forma hasta que otro incendio lo arruinó nuevamente. Pero volvió a reconstruirse, y tras la Batalla de Gamonal se convirtió en uno de los cuarteles de las tropas napoleónicas. ¿Estuvo en alguna de sus estancias el tesoro que buscamos, protegido por el espíritu de aquel benfactor francés? Me pregunté observando su altiva espadaña."